Los sistemas de codificación de almacenes ayudan a controlar el flujo de inventario. Además, se pueden administrar las operaciones que se realicen por lo que los procesos ganan en eficiencia y se ahorran costes. Entre estas operaciones se incluye la selección, el almacenamiento y la gestión de los operarios de almacén.
Con la llegada de los ordenadores en la década de los 70, aparecieron los primeros sistemas automatizados de almacenamiento. Esto permitió a las empresas generar informes de inventario del almacén. Los datos se centraban en el seguimiento de pallets, en lugar de piezas individuales. Sin embargo, estos sistemas todavía no abordaban la necesidad de recortar los costes de controlar los niveles de inventario.
La revolución de los códigos de barras
Diez años después, llegó la eliminación de estos sistemas, a favor de la gestión de inventario en lotes más pequeños. Aparecieron los códigos de barras y la tecnología de radiofrecuencia. Esto permitió recopilar datos en tiempo real. Así fue como en los años siguientes, los gerentes de almacenes se enfocaron en reducir costes. Redujeron niveles de inventario y consiguieron mayor control sobre movimientos individuales en las instalaciones.
Finalmente, el almacén actual ha adoptado oleadas de tecnología: robótica, cloud computing y, por supuesto, Internet. En este proceso juega un papel fundamental el Sistema de Gestión de Almacenes (SGA) encargado de generar los códigos para localizar ubicaciones de productos en almacén y realizar el seguimiento de la trazabilidad.
Aprovechar estas aplicaciones permite que los centros de distribución administren mejor todo su flujo de trabajo. Como resultado, ahora es posible aumentar la eficiencia: desde la recepción hasta la recolección, el empaque y el envío. SGA ha revolucionado la ejecución de la cadena de suministro.
Por qué utilizar sistemas de codificación de almacenes
Un SGA permite a una empresa controlar las operaciones del almacén. Esto incluye la recepción, el proceso de inventario y el envío. SGA es una aplicación de software que brinda visibilidad en tiempo real de los niveles y ubicaciones del inventario. También puede incluir funcionalidades que van más allá, como por ejemplo: la recogida dirigida, seguimiento de operarios o la trazabilidad.
El sistema de codificación de almacenes puede ser independiente o funcionar con sistemas de backend y su implementación proporciona muchos beneficios. Entre ellos, podríamos destacar:
- Reducir, o incluso eliminar, las hojas de cálculo y la entrada manual de datos.
- Producir informes detallados para realizar un seguimiento de los costes.
- Automatizar procesos de envío y etiquetado para ahorrar tiempo de mano de obra y reducir errores.
- Aumentar la eficiencia de los trabajadores con listas de selección automatizadas y flujos de trabajo mejor optimizados.
- Visibilidad completa de niveles de inventario y ubicaciones.
Códigos que potencian la eficiencia de un almacén
El seguimiento de mercancías o materiales agiliza el cumplimiento de procesos y aumenta la eficiencia. Esto se debe a un sistema central que recibe los datos para informes y análisis.
Se puede realizar esta recopilación de datos en un almacén a través de códigos de barras o sistemas RFID. Cualquiera de ellos permite consultas de seguimiento de inventario o listas de selección automatizadas, por ejemplo. La recopilación de datos automatizada elimina las etiquetas manuales y el papeleo que consume tanto tiempo.
Una de las opciones son los códigos de barras. Los códigos de barras, se remontan a la década de 1950, empezaron a tener un uso generalizado en los supermercados, ahora se trasladan a prácticamente todos los ámbitos y cumplen con todos los requisitos de la industria en sistemas de codificación.
Dependiendo de los símbolos utilizados, existen varias formas de codificar las mercancías de almacén. Los más comunes son:
- Codificación numérica. Solo se utilizan números (sin letras ni signos).
- Codificación alfabética. Compuesta únicamente de letras.
- Codificación alfanumérica. El código es una combinación de letras, números y signos.
Una vez elegido el tipo de codificación, el siguiente paso es etiquetar la mercancía. Aquí es donde entra en juego el código de barras, la forma más universal de representar un código en un almacén. El escáner láser se encarga de leer las barras y convertirlas en su equivalente alfanumérico, lo que hace de este un sistema rápido y preciso.
Aunque existen alternativas más modernas, como los códigos QR y las etiquetas RFID, es difícil superar la simplicidad y la eficacia de los códigos de barras. De ahí su omnipresente presencia en el sector logístico.